Los catequistas, en su servicio a la Palabra de Dios, deben conocerla para poder comunicarla. Así es: «la catequesis extrae su mensaje de la Palabra de Dios, que es su principal fuente. Por tanto, “es fundamental que la Palabra revelada fecunde radicalmente la catequesis y todos los esfuerzos por transmitir la fe” (EG, n. 175)»[1].
Por eso creemos que, en la formación de los catequistas, «tiene que haber tiempo de profundización y de estudio del mensaje que debe transmitir»[2].
De esta necesidad nace esta sección, para que los catequistas conozcan: «las grandes etapas de la Historia de la salvación: Antiguo Testamento, Nuevo Testamento e Historia de la Iglesia, a la luz del Misterio pascual de Jesucristo»[3].
Seguro que los estudiosos y especialistas en Sagrada Escritura estarán encantados de guiarnos por este camino.
[1]Directorio para la catequesis, 91.
[2]Directorio para la catequesis, 143.
[3]Directorio para la catequesis, 144.