Directorio para la catequesis, 249
En su camino de fe, los adolescentes necesitan ser apoyados por testigos convencidos y comprometidos. Uno de los desafíos de la catequesis es precisamente esta falta de testimonio de la fe vivida en el seno de las familias y en los ámbitos de socialización de los que provienen. Además, el desapego que a menudo suele producirse en la asistencia a la Iglesia durante la adolescencia no depende tanto de la calidad de lo que se propuso en la infancia -por importante que sea-, sino de la existencia de una propuesta alegre y significativa para la edad juvenil. Al mismo tiempo, los adolescentes ponen a prueba la autenticidad de personas referentes, pero necesitan de sacerdotes, de adultos y de jóvenes mayores que ellos, en quienes ver una fe vivida con alegría y coherencia. Queda al cuidado de la comunidad el identificar para el servicio de la catequesis a aquellas personas propensas a sintonizar con su mundo, iluminándolo con la luz y la alegría de la fe. Es importante que la catequesis se lleve a cabo dentro de la pastoral juvenil y con una fuerte connotación educativa y vocacional, en el contexto de la comunidad cristiana y de otros ambientes en los que viven los adolescentes.