Según la Traditio Apostólica de San Hipólito de Roma, el escrito que contiene la más antigua y completa reglamentación del catecumenado (alrededor del 215 d.C.) por la Iglesia de Roma, “Cuando aquel que será bautizado hubiera descendido al agua, el que lo bautiza, imponiéndole la mano, preguntará: «¿Crees tú en Dios Padre todopoderoso?». Y él responderá: «Yo creo». Seguidamente, aquel que bautiza, teniendo la mano puesta sobre su cabeza lo hará por primera vez. A continuación, dirá: «¿Crees tú en Jesucristo, Hijo de Dios, que nació por el Espíritu Santo de la Virgen María, que fue crucificado bajo Poncio Pilatos, que murió y al tercer día resucitó de entre los muertos; que subió a los cielos y está sentado a la diestra del Padre; que vendrá a juzgar a los vivos y a los muertos?». Y cuando él haya dicho: «Yo creo», será bautizado por segunda vez. Se le preguntará a continuación: «¿Crees en el Espíritu Santo, en la santa Iglesia?». Y él responderá: «Yo creo», y así será bautizado por tercera vez”[1]. Justo después, será confirmado y, a continuación, participarán de la Eucaristía.
Queremos destacar la íntima unidad que constituyen los sacramentos de la Iniciación Cristiana, pues “ponen los fundamentos de la vida cristiana: los fieles, renacidos en el Bautismo, se fortalecen con la Confirmación, y son alimentados en la Eucaristía”[2].
Como bien apunta el Catecismo de la Iglesia Católica: “El santo Bautismo es el fundamento de toda la vida cristiana, el pórtico de la vida en el espíritu («vitae spiritualis ianua«) y la puerta que abre el acceso a los otros sacramentos. Por el Bautismo somos liberados del pecado y regenerados como hijos de Dios, llegamos a ser miembros de Cristo y somos incorporados a la Iglesia y hechos partícipes de su misión”[3].
Tomemos en consideración este santo sacramento, pues como bien apunta el Papa Francisco: “En virtud del Bautismo recibido, cada miembro del Pueblo de Dios se ha convertido en discípulo misionero (cf. Mt 28,19)”[4].
De esta manera, queremos desde esta sección ofrecer recursos para la catequesis de Iniciación Cristiana, especialmente para las familias que van a iniciar a sus hijos en la vida cristiana por el sacramento que hace de puerta: el Bautismo. Pero también para todos aquellos que debemos revalorizar al más importante de todos los sacramentos, aquel que nos hace hijos de Dios.
En esta sección te ofrecemos materiales, archivos e informaciones, para trabajar sobre el Bautismo, sacramento de iniciación cristiana.
[1] Hipólito de Roma, La Tradición Apostólica, 21.
[2] Compendio del Catecismo de la Iglesia Católica, 251.
[3] Catecismo de la Iglesia Católica, 1213.
[4] Evangelii Gaudium, 120.