Directorio para la catequesis, 32-33

La evangelización consta de varias etapas y momentos… no solo se trata de etapas que se suceden, sino también de dimensiones del proceso. En este proceso, la acción misionera es el primer momento de la evangelización:

  1. El testimonio (cf. EN, n. 21) implica apertura de corazón, capacidad de diálogo y de relaciones recíprocas, disposición a reconocer los signos de bondad y la presencia de Dios en las personas que uno encuentra.
  2. La sensibilización a la fe y a la conversión inicial, mediante el primer anuncio, tiene como objetivo suscitar el interés por el Evangelio.
  3. El tiempo de búsqueda y de maduración (cf. DGC, n. 56b) es necesario para poder transformar el primer interés por el Evangelio en una elección consciente. La comunidad cristiana, secundando la obra del Espíritu Santo, acoge la petición de los que buscan al Señor y, durante el período necesario –a través de los que ella designe– realiza una primera forma de evangelización y de discernimiento, por el acompañamiento y la explicación del kerigma. Este tiempo, llamado precatecumenado (cf. RICA, nn. 7.9-13) en el itinerario catecumenal, es fundamental para la acogida del anuncio y para que se produzca una respuesta y una conversión.

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