En la Curia diocesana, el cuidado y la promoción de la catequesis está confiada a la oficina diocesana de catequesis[1]. La catequesis es una actividad fundamental en la vida de la Iglesia particular y por ello requiere tener su propia oficina para la catequesis. Será dirigida por un responsable, en lo posible experto en catequética, apoyado por colaboradores competentes, de tal modo que las diversas problemáticas sean asumidas con la debida responsabilidad. Es oportuno que este servicio diocesano esté compuesto por presbíteros, personas consagradas y laicos. La Oficina diocesana interactúa con la Oficina catequística nacional de la Conferencia Episcopal, y con otros organismos nacionales. Cultiva, además, relaciones de colaboración con otras diócesis. Entre sus funciones, dicha oficina se preocupará de hacer el análisis de la situación, de coordinarse con toda la pastoral diocesana, de elaborar el proyecto de catequesis y su programa operativo y de formar a los catequistas[2].
[1] La Oficina diocesana de catequesis (officium catecheticum) fue instituida por el decreto Provido Sane: Cf. SAGRADA CONGREGACIÓN DEL CONCILIO (enero 12 de 1935); Cf. CIC c. 775 § 1.
[2] Directorio para la catequesis, 417.