Directorio para la catequesis, 23

El Espíritu Santo, verdadero protagonista de toda la misión eclesial, actúa tanto en la Iglesia como en aquellos a los que es enviada y a través de los cuales, en cierto modo, también debe ser reconocido, ya que Dios obra en el corazón de cada hombre. El Espíritu Santo sigue fecundando a la Iglesia que vive de la Palabra de Dios y continuamente la hace crecer en la inteligencia del Evangelio; la envía y la sostiene en la obra evangelizadora del mundo. El mismo Espíritu, desde el interior de la humanidad, siembra la semilla de la Palabra, suscita el deseo y las obras del bien, prepara la acogida del Evangelio y otorga la fe, para que, a través del testimonio de la Iglesia, los hombres puedan reconocer la presencia y la comunicación amorosa de Dios.


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