Directorio para la catequesis, 253

Todo proyecto formativo, que entre laza formación litúrgica, espiritual, doctrinal y moral, estará

centrado en dos grandes ejes: uno es la profundización del kerigma, la experiencia fundante del encuentro con Dios a través de Cristo muerto y resucitado. El otro es el crecimiento en el amor fraternal, en la vida comunitaria, en el servicio (ChV, n. 213).

La catequesis presentará, por tanto, el anuncio de la Pascua de Jesús, verdadera juventud del mundo, como un núcleo de significado en torno al cual construir la respuesta vocacional (cf. ChV, cap. VIII). La dimensión vocacional de la catequesis juvenil requiere que los itinerarios formativos sean elaborados en referencia a las experiencias de vida. Viene considerado el hecho de que frecuentemente el camino de la fe de los jóvenes está mediado por la pertenencia a una asociación o a un movimiento eclesial. La dinámica del grupo, de hecho, permite a la catequesis permanecerá íntimamente conectada con la experiencia concreta (cf. ChV, nn. 219-220).


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