Cursillo de Cristiandad Mixto del 10 al 13 de junio
Después de casi un año y medio sin celebrar un Cursillo de Cristiandad, volvemos a retomarlos con gran alegría e ilusión.
Ir volviendo a la “normalidad” no es una decisión fácil, y se ha meditado mucho antes de dar este paso. Como médico de Cuidados Intensivos, tras haber vivido situaciones de estrés, tristes, de agotamiento físico y emocional, tenía claro que para celebrar un Cursillo debía haber una incidencia baja de casos, para que, en la medida de lo posible, evitar poner a los componentes del equipo que van a impartir el cursillo como a aquellas personas que van a disfrutar de ello, a un riesgo innecesario e irresponsable. Gracias a las medidas socio-sanitarias adoptadas y al avance en la vacunación de la población, ese momento ha llegado y si Dios quiere, celebraremos el Cursillo #1063 del 10 al 13 de junio.
Se ha elaborado un protocolo COVID para ceñirnos a las medidas de seguridad que rige la ley actual, adaptando el desarrollo del cursillo a estas peculiaridades que nos toca vivir hoy en día y a un número limitado de asistentes para poder guardar las distancias de seguridad en todo momento. Dicho protocolo se irá actualizando conforme cambie la normativa. Como en otros ámbitos sociales (conciertos, encuentros deportivos…), se realizará un test de antígeno a todos los asistentes, por personal sanitario vinculados al Movimiento, y se tomará la temperatura. En el equipo que participará en el primer Cursillo en tiempos de COVID, irán dos sanitarios y prácticamente todos están vacunados contra este virus.
La metodología y el objetivo del Cursillo no varía, que no es otro que darnos un tiempo para un encuentro con uno mismo, con Dios y con los demás. Durante la pandemia, muchos han perdido a personas queridas, su trabajo, sus casas… y se sienten perdidos, sin rumbo, sin ilusión, sin un motivo por el que vivir. Incluso personas de fe, dudan que si de verdad existe ese Dios en el que creían. A todas estas personas, os invitamos a vivir esta experiencia, a recuperar la ilusión por la vida y a sentir el amor de nuestro Padre Misericordioso.
Lisa Ortín Katnich