Directorio para la catequesis, 116
El párroco es el primer catequista de la comunidad parroquial. Las tareas propias del párroco en la catequesis y, en general, del presbítero son: a. dedicarse con competencia y generosidad a la catequesis de los fieles confiados a su cuidado pastoral, aprovechando todas las oportunidades que ofrece la vida parroquial y el entorno sociocultural para anunciar el Evangelio; b. cuidar el vínculo entre la catequesis, la liturgia y la caridad, dando importancia al domingo como día del Señor y de la comunidad cristiana; c. suscitar en la comunidad el sentido de responsabilidad hacia la catequesis y discernir las vocaciones específicas para este ministerio, expresando gratitud, animando y valorando el servicio que prestan los catequistas; d. proveer a la organización de la catequesis, que ha de estar integrada en el proyecto pastoral de la comunidad, confiando en la colaboración de los catequistas. Es bueno que se impliquen en las diversas fases de análisis, planificación, elección de instrumentos, aplicación y evaluación; e. asegurar el vínculo entre la catequesis en la propia comunidad y el programa pastoral diocesano, evitando cualquier forma de subjetivismo en el ejercicio del sagrado ministerio; f. como catequista de los catequistas, se ocupa de su formación, dedicando esmerado cuidado a esta tarea y acompañándolos en la maduración de su fe; valorando el grupo de catequistas como lugar de comunión y de corresponsabilidad, necesario para una auténtica formación.